gabino palomares

"La malédiction de Malinche", dénonce l'exploitation européenne et nord-américaine des peuples autochtones latino-américains. Mais par-dessus tout, cela met en évidence le racisme et le classisme dont souffrent les populations autochtones dans leur propre pays. C'est une forte critique du malinchisme latino-américain, c'est-à-dire de la préférence pour les cultures européennes ou nord-américaines au détriment de la culture nationale.

De nos jours, le mot « malinchista » est utilisé au Mexique pour identifier les compatriotes qui ont trahi leurs origines et leur pays : ceux qui mélangèrent leur sang et leur culture avec les Européens et les autres influences étrangères. 

Pour reprendre les mots de Jan musicologue Fairley, « La Malédiction de Malinche » est « l'une des chansons les plus importantes de l'Amérique latine. » A été interprété, entre autres, par Amparo Ochoa et le groupe Los Folkloristas et traduit en plusieurs langues.

De nos jours et dans différents genres, elle est comparée à la figure de la Vierge Marie, de La Llorona (figure folklorique de la femme en pleurs) et avec les soldaderas mexicaines (des femmes qui combattirent au côté des hommes pendant la Révolution mexicaine) pour sa valeur

Del mar los vieron llegar 
mis hermanos emplumados
Eran los hombres barbados 
de la profecía esperada.
Se oyó la voz del monarca 
de que el dios había llegado.
Y les abrimos la puerta 
por temor a lo ignorado.

Iban montados en bestias 
como demonios del mal
Iban con fuego en las manos 
y cubiertos de metal.

Sólo el valor de unos cuantos 
les opuso resistencia
Y al mirar correr la sangre 
se llenaron de vergüenza.

Porque los dioses ni comen 
ni gozan con lo robado
Y cuando nos dimos cuenta 
ya todo estaba acabado.

Y en ese error entregamos 
la grandeza del pasado
Y en ese error nos quedamos 
trescientos años esclavos.

Se nos quedó el maleficio 
de brindar al extranjero
Nuestra fe, nuestra cultura, 
nuestro pan, nuestro dinero.

Y les seguimos cambiando 
oro por cuentas de vidrio
Y damos nuestras riquezas 
por sus espejos con brillo.

Hoy, en pleno siglo veinte 
nos siguen llegando rubios
Y les abrimos la casa 
y los llamamos amigos.

Pero si llega cansado 
un indio de andar la sierra
Lo humillamos y lo vemos 
como extraño por su tierra.

Tú, hipócrita que te muestras 
humilde ante el extranjero
Pero te vuelves soberbio 
con tus hermanos del pueblo.

Oh, maldición de Malinche, 
enfermedad del presente
¿Cuándo dejarás mi tierra..?
¿cuándo harás libre a mi gente?